Jesús Blancornelas

Escritor, Periodista y director del Semanario EL ZETA

Especialista en temas del narcotráfico, asiduo visitante de la capilla guadalupana de Otay, de la iglesia Santa Teresita, donde muchas veces se le veía pasar entre los feligreses con una canastita de mimbre para la recolección del diezmo. Después en sus nuevas aventuras por la Iglesia de San Miguel, más grande que las otras que asiduamente visito, le toco ver de cerca algunos rostros que si bien no derrochaban dinero, si reflejaban dolor; era gente vinculada con el narcotráfico. Donde se percato como el interés estaba por encima de la fe y como los clérigos se ponían al servicio del dinero.

En 1985, el semanario fue comprado en su casi totalidad en el mejor de los casos, por que otros judiciales simplemente les daban bajón a los ejemplares, para evitar que los lectores pudieran acceder a él. ¿Por qué el gobierno los estaba acabando? En ese entonces no había la capacidad de reimprimir la edición, el titular de ese nublado día era: “La mafia invade Baja California”, en interiores se podía leer “La mafia compra funcionarios del Estado”; en esa edición se señalaba claramente quienes eran los coludidos y de que manera operaban, desde esos tiempos y creo que de ahí en más se ha ido empoderando el narcotráfico, la mafia se ha extendido cual enredadera y hace de BC su eje rector para el movimiento ilegal o “legal” del narcotráfico, ahora también se esta volviendo emporio del secuestro, Express o como guste hay servicios a la carta. Como alguna vez lo escribió Jesús “El Gobierno de Xico le abrió las puertas y ya no se han podido cerrar".

Siempre entre sus textos usaba frases de la chavalada, como “puro verbo”, y en su momento también habló del fenómeno Santoy, Jesús es altamente referenciado en los blogs y resultado de 56000 búsquedas en google.

Jesús en el 2002 recibió amenazas de muerte vía electrónica, debido a sus investigaciones y publicaciones que hacia sobre el narcotráfico en la Frontera, en 1997 sufrió un grave atentado producto de la furia de los Arellano Félix, que acabo con la vida de su escolta personal y del cual la libró.

No tuve la oportunidad de conocerlo, pero eso no evita que lo admire y respete.
Descanse en paz.

Se fue como los grandes, entre admiración y dolor, no lo arrastraron las redes del narcotráfico, como fue su temor los últimos años de su vida, nunca se dejó llevar por los cañonazos de dinero, se lo llevo un horrible cáncer de estomago, en el todavía mandato de Jorge Hank, quien dio la orden a sus secuaces de arrancarle la vida al Gato Félix en 1988, co-director del Semanario.

Potosino de nacimiento y tijuano de adopción.
DEP